Perder a un ser querido por Suicidio By: Donají Vega

 



PERDER A UN SER QUERIDO POR SUICIDIO


Se podría hablar del dolor, ansiedad, miedo, desesperanza y más, que lleva a una persona a tomar la decisión de quitarse la vida, se podría hablar de historia, culturas, creencias desde tiempos remotos de personas que practicaban el suicidio como un acto heróico tal vez, o bien para salvaguardar el honor de haber perdido una guerra, también podríamos hablar de las múltiples razones por las que una persona comete suicidio.


Se podría hablar de estadísticas de este gran problema, que ya es considerado de salud pública y sería necesario tocar la prevención.


¿Qué hay de las consecuencias cuando este acto concluye en la muerte inminente, donde ya no hay más que hacer para salvar, proteger y ayudar a mi ser amado?




 La desesperación, culpa, mil preguntas sin respuestas, el impacto de la imágen al encontrar a mi ser amado en cualesquiera de las formas que se haya llevado a cabo.


La muerte repentina de mi ser amado produce un sufrimiento más traumático que otros tipos de muertes, éste duelo deja a todos y digo todos, agotados; éste impacto se extiende no solo a la familia directa, también a la sociedad entera. Que incluso se puede dar el caso de repetición en generaciones siguientes o la misma persona en duelo, sobre todo en los hijos o padres.


Se debe destacar la necesidad de prestar atención y apoyo a los dolientes ya sean adultos o niños en este caso. Es decir, atención al reajuste emocional a éste proceso. Se dice que dentro del duelo no se genera un duelo complicado, más bien se puede desarrollar un trastorno o una patología si este proceso no es tratado adecuadamente para que las personas puedan volver a una vida lo más saludable posible.


Cuando la muerte de un ser querido se produce de una manera inesperada y repentina llámese accidente, suicidio u homicidio, el sufrimiento por la pérdida es más agudo y traumático, las reacciones son más severas y pueden ser complicadas, pueden producir una depresión más intensa y duradera y los mecanismos de defensa para reestablecer su vida cotidiana muchas veces son insuficientes.


El suicidio es la expresión de la muerte, de una vida rota abruptamente, es la manifestación de la voluntad de una persona que no se entiende y se juzga muy duramente por creencias, religión y una serie de valores. En la antigüedad, como castigo, se prohibía al suicida tener un entierro en el Campo Santo, no se podía ni oficiar una misa de cuerpo presente al suicida, dejando un sentimiento de más dolor a la familia, de por si, éste acto es una tragedia que deja devastada la vida de los sobrevivientes, la persona en duelo no comprende, se pregunta constantemente ¿Por qué no lo supe?¿Por qué no lo vi? ¿Qué hice mal? ¿lo que le dije o hice fue lo que lo llevó a hacer esto? ¿si hubiera dicho o hecho diferente se habría salvado? 

 

Además éste tipo de muerte inesperada no permite un cierre en la relación, es decir, despedirse, resolver asuntos inconclusos, pendientes, se niega la muerte, no hay manera de llegar a una negociación con el dolor, y es muy difícil encontrar respuestas, no las hay. Si no se trabaja el estigma, dolor y culpa será la próxima compañía por el resto de la vida.



Además de que las personas vinculadas a la familia están más interesadas en el drama que en los sentimientos del doliente, incluso hay deseos en muchas ocasiones de muerte al desbordarse cualquier otra situación que cause estrés en la persona en duelo, también se añade el proceso legal que en muchas ocasiones prolonga e impide vivir el duelo adecuadamente.


Las personas sobrevivientes tienen una gran necesidad de saber por qué lo hizo, se sienten o buscan culpables provocando sentimientos de odio hacia los que ellos piensan provocaron esa situación que los llevó a tomar decisiones equivocadas.


Se comienza una gran búsqueda de esa parte espiritual, ¿Qué hay después de la muerte? Pero también genera una serie de sentimientos negativos como enojarse con Dios, enojarse con su ser amado que tomó esta decisión, confusión, todos estos sentimientos pueden llevar a una conducta que afecta la funcionalidad y estabilidad del doliente, disminuyendo la capacidad de adaptación.


El duelo por muerte en los niños es un tanto más difícil, sufren porque no entienden qué pasó con el padre o madre ,nadie explica, porque los adultos no saben o piensan que los niños no entenderán, entonces se genera en el niño un miedo extremo a ser abandonados por el o las personas que quedan a cargo, interrumpiendo así una actividad tan simple como ir con confianza a la escuela o convivencia con los compañeros de clase reaccionando muchas veces de manera agresiva con los demás. Se vuelven llorones o irritables, niegan lo ocurrido, pueden desarrollar alteraciones perceptivas como escuchar voces o ver el fantasma de la madre o padre, pensamientos de haber sido ellos los causantes del suicidio, en estos casos se debe decir la verdad con un lenguaje claro sencillo y comprensible para el menor, se debe dar soporte emocional de parte de la figura sustitutiva llámese hermano mayor, tío o tía, abuelos según sea el caso.



En los adolescentes ,sobre todo si éste fue el que lo encontró, el sentimiento de culpa es más difícil de erradicar y puede generar trastornos como: obsesivo compulsivo o bien encontrarse en un estado de adolescente permanente no pudiendo encontrar la estabilidad incluso para formar una familia, o establecer compromisos.


No hay un patrón de comportamiento diferenciado o establecido, esto tiene que ver de qué manera recibió apoyo o su propio proceso de resiliencia; de los allegados que permita ver en quién si o en quién no se desarrollan éstas complicaciones, se observa en algunos de los casos que viven éstas experiencias trastornos de estado de ánimo, trastornos de sueño, conductas de evitación, estrés postraumático y en ocasiones si no es atendido puede que se cometa otro suicidio. 


Las implicaciones del suicidio paterno y sus graves consecuencias a largo plazo exigen una cuidadosa y continua atención apoyo psicológico a lo largo del duelo desde una perspectiva multidimensional y multidisciplinaria.


Conclusión 

En este caso en particular el fallecimiento por suicidio de un ser querido es traumatizante, angustiante, estigmatizante y trágico; provocando reacciones emocionales en la familia y allegados, rabia y un dolor interminable, negación dudas ,culpa. Cuando el fallecido es el padre o la madre puede provocar reacciones de inseguridad y miedo; se debe tomar una acción de comunicación clara y brindar apoyo profesional y de las personas que quedan a cargo del menor y/o adolescente, recomendando así una prevención del suicidio.


Referencias bibliográficas 


Kubler-Ross E. los niños y la muerte Barcelona: Luciernaga

Fauré C. Vivir el duelo. La pérdida de un ser querido

Tizon JL. Perdida, pena, duelo Barcelona: Paidos 2004

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Perez Barrero SA. El duelo por un suicida. Características y manejo. Conferencia sección suicidiología de la sociedad cubana de Psiquiatría. La Habana Consejo Nacional de Sociedades Científicas. Ministerio de Salud Pública de Cuba; Mayo 2010.

Montoya Carrasquilla J. Guía para el Duelo. Medellin: editorial Piloto, Funeraria San Vicente; 2003







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